domingo, 30 de septiembre de 2012

Mujeres Desempleadas - Capitulo 10 - Si estás ahí manifiéstate...


El ambiente, en el piso de Lina no podía ser más lóbrego. Todas, Deli y la abuela Lula incluidas, se encontrabas sentadas alrededor de la mesa del comedor. En el centro habían colocado un tablero oui-ja y sobre él un vaso de duralex. Los pañuelos púrpura sobre las tulipas de las lámparas acababan de conferirle al apartamento un aire misterioso que recordaba a la consulta de una vidente; eso o a un local de chicas de vida alegre. De cualquier modo, la estampa era digna de ser fotografiada:


-          ¿Alguna vez habéis hecho una oui-ja? –preguntó Madame Lula.
-          En el instituto, hace mucho tiempo –dijo Bib orgullosa.
-          Es muy fácil… Hay que poner el dedo sobre el vaso y llamar a la María Alicia esa. Si tenemos suerte contestará y nos contará que le pasó.
-          Señorita Lula, ¿y si ahorita quién contesta es el Diablo? –preguntó Gabri que temblaba exageradamente.
-          ¡Qué va a salir el Diablo! –exclamó la abuela Lula- Si nos sale el Diablo le enseño el coño y se irá asustado, eá.
-          ¡Abuela! ¿Qué te he dicho sobre tu chocho? –digo Deli recriminando su arrebato barriobajero.
-          ¿Qué parece el cuello de una pava? –de repente hace una pausa y añade rápidamente- No, eso me lo dijo el ginecólogo.
-          ¡Abuela! –exclamó de nuevo Deli profundamente avergonzado- ¿Qué van a pensar estás chicas?
-          Pues pensarán que si sale el Diablo se irá despavorido. Ya verás…

De pronto se puso en pie y comenzó a arremangarse poco a poco la falda. La reacción de las chicas fue instantánea y sus súplicas se sucedieron casi al unísono:

-          ¡No lo haga, abuela Talula! ¡Por favor!
-          ¡No, no, no nos haga esto!
-          Ya hemos sufrido suficiente… -concluyó Lina tapándose los ojos.
-          ¿Veis? Tenía yo razón. Si se presenta el Diablo me lo saco y punto.

Dicho lo cual, todas pusieron el dedo sobre el vaso y la abuela Lula inició la sesión invocando a Maria Alicia:

-          Maria Alicia, si estás ahí, manifiéstate.

Hizo una pausa e intercambió una mirada cómplice con su nieto:

-          ¿Hay alguna presencia entre nosotros hoy? –preguntó al aire.

De repente, ante mi mirada atónita el vaso se movió. Se desplazó hasta el “Sí”. ¿Había allí alguien más a parte de mí? ¿Si así era por qué yo no podía verle?

-          ¿Cómo te llamas?

El vaso comenzó a deslizarse rápidamente sobre el tablero y en un pis pas compuso mi nombre: “Maria Alicia”.

Perfecto, ahora éramos dos Maria Alicias, ¿Cómo podía ser?

Durante algunos segundos me quedé boquiabierta mirando como el vaso se deslizaba sobre la tabla y finalmente lo entendí: ¡Deli y Madame Lula estaban tomándoles el pelo! ¡Se estaban haciendo pasar por mí para sonsacar información y ponerlas nerviosas!

-          ¿Alguna de las personas presentes en este salón esconde algo relacionado contigo?

Fue un segundo, puede que tan solo una fracción, pero fue suficiente para que Delito observase la extraña reacción de Bib a aquella pregunta.

Deli se percató que cuando su abuela preguntó eso, Bib retiró instintivamente el dedo del vaso. Tan sólo había sido una fracción de segundo, pero había sido lo suficiente como para revelarles que estaba escondiendo algo. Lástima que no fuese lo que Delito Penal estaba pensando.

Lamentablemente el secreto que Bib estaba escondiendo no ayudaría a esclarecer mi muerte; el secreto que mi amiga estaba ocultando era que yo soy una asesina.

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